domingo, agosto 09, 2009

No es tan tarde.

Aún puedo salir corriendo de esta habitación, aún puedo desaparecerme, ponerme un vestido negro y correr sin detenerme.

Correr descalza.

Hasta que los pies, destruidos, pidan clemencia.
Hasta que las lágrimas, congeladas, corten mis mejillas.
Hasta que los poros no sientan.
Hasta que las manos se entumezcan.

Correr, sin detenerme.

Hasta que me olvide de porque corro.
Hasta que parezca natural sentir dolor, ¿no lo es ahora?
Hasta que caiga rendida por el sueño.

Y despierte, sin saber que soy, donde estoy, porque he corrido.

6 comentarios:

Janus dijo...

Correr puede ser la mejor salida de todo. Sólo no mires atrás.

Gabriela dijo...

Correr hasta olvidarnos de quién cresta somos... Sí, seria perfecto.

Saludos, niña.
Un beso.

Atte.
Gabriela.

Tito Manfred dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

La existencia es eso que describes, ese doloroso correr sin sentido y ese despertar que es aun peor.
Ay, chamaca, la neta que la vida es una pinche cabrona xD

de prisa Prisa dijo...

pos no mija eso de correr de aqui a diciembre pa que se te congelen las lagrimas y que no sientas la piel ya estarias muy lejos de tu casa que wueva el regreso jajajaja.
no ya bien no creo q correr sea la salida por mas q uno huya alli estaran los problemas esperandonos a que los resolvamos bueno es mi punto de vista...

Anónimo dijo...

Que del olvido se aprende lo no vivido...