domingo, abril 20, 2008

Un lugar oscuro...

Tengo ganas de encerrame en un cuarto pequeño, lleno de velas, sin sonido, en medio de la oscuridad total. Encerrarme a estar conmigo.

miércoles, abril 09, 2008

Dejar morir, dejar vivir.

Quisiera matarte.
Sin embargo, se que no puedo hacerlo, al menos no en esta vida y en esta realidad.
Que sería de mi sin las letras, sin la pluma, sin la sublimación, sin el escape que le doy a mi locura, sin poder escribir y vertir lo más nauseabundo que existe en mi alma en un papel o una pantalla.
Quise matarte. Lo hice.
Y no dudé en darte una muerte dolorosa, perversa, agresiva, torturante y vengativa. No dudé en ser "ojo por ojo" y "diente por diente", mi mano no tambaleó al volverse cuchillo y gusano que comió las cuencas de tus ojos, no dudó un minuto mi pluma en volverse agujas y aceite.
Quería matarte. Era necesario.
No se puede amar o extrañar a lo putrefacto, o al menos, ya no quiero hacerlo.
Y entonces, me impregné de tu aroma a sangre roja, me tení las manos de entrañas, me comí cada uno de aquellas partes de tu cuerpo que un día me causaron dolor. Acabé con todo, hasta que me llené de asco, hasta que me fue imposible seguir amándote, hasta que el olor me llenó todos los poros, hasta que me cansé, hasta que se agotó todo.
Haz muerto.
Y al matarte en papel, te maté en la realidad en la que me muevo.
Porque al cruzarme contigo no veo sino más que un bosquejo, una ensoñación, ya no te observo, ni te deseo, ni te quiero.
Al matarte, maté los sentimiento enfermos, maté las obsesiones, maté también las esperanzas y los sueños infantiles de castillos y vidas de cuento.
Encontré debajo de tu cadaver algo que había perdido hace tiempo.
Encontré algunas cosas mias, casi asfixiadas, pero vivas.
Quise matarte y logré mi objetivo: vida.